Abstract

The generation of new entrepreneurships has become one of the objectives of development policy at the global level, these objectives are oriented to the development of small and medium enterprises, and they give a special importance to entrepreneurship in rural areas. There are many studies on this subject, however, there are few studies that examine the meaning of entrepreneurship for the people who carry it out. This article aims to describe the social representations about the meaning of entrepreneurship and the rural entrepreneurial motivation of men and women, at the same time, it aims to compare the results according to gender. The sample was consisted of 21 women and 21 men from rural areas of a commune in the Region of Araucanía in Chile. Natural semantic networks technique was used and the results show common contents in the social representations, therefore it is argued that there are no differences according to gender

Keywords: social representations; entrepreneurship; entrepreneurial motivation; rural entrepreneur; natural semantic networks technique
JEL Classification: L26; R10

1. Introducción

El presente artículo aborda el significado del emprendimiento en hombres y mujeres rurales propietarios de pequeñas empresas agropecuarias desde el modelo de las representaciones sociales (RS), las cuales poseen un carácter interdisciplinario y funcional, por su utilidad en la interpretación de los fenómenos en la sociedad actual. Las RS son un conjunto de ideas, actitudes, creencias construidas y compartidas colectivamente sobre las personas y grupos, son una forma de conocimiento social de sentido común (Moscovici, 1986[1]).

El emprendimiento es hoy en día un pilar fundamental en el desarrollo económico y la generación de empleos en el mundo, además, posee una especial relevancia en las zonas rurales. Es así como el estudio del emprendimiento ha despertado gran interés por parte de investigadores de diversas disciplinas. Pero son reducidos los trabajos que abordan el impacto del emprendimiento en el contexto rural desde la perspectiva de género, así también los estudios sobre las representaciones sociales, las motivaciones y la experiencia de ser emprendedor rural. Ante ello el presente artículo contribuye a incrementar la literatura sobre el emprendimiento rural, género, y su impacto en el contexto rural. Así también ésta información puede ser utilizada por instituciones públicas y privadas orientadas a fomentar el emprendimiento en zonas rurales.

El artículo está organizado de la siguiente forma: una revisión de la importancia del emprendimiento, cifras de emprendimiento rural en Chile, y una revisión teórica del concepto de emprendimiento, motivación emprendedora, emprendedor rural y representaciones sociales. Finalmente objetivos, método, resultados y discusión.

El papel del emprendimiento en el desarrollo económico y social es ampliamente reconocido y adquiere mayor importancia con el aumento de las tasas de desempleo (Marulanda, Montoya, y Vélez, 2014a[2]). Los gobiernos incentivan el desarrollo del emprendimiento, como un mecanismo para crear empleo y competitividad, a la vez que busca aumentar los ingresos de los ciudadanos para mejorar el bienestar social y la gobernabilidad (Valencia, 2012[3]). La generación de nuevos emprendimientos y el fomento empresarial se han convertido en uno de los objetivos de la política de desarrollo, generalizados entre los concernientes al desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, e incorpora el fomento de nuevos emprendimientos y la promoción de una nueva mentalidad que valoriza la actividad empresarial (Cavicio y Ringuelet, 2012[4]). El desarrollo del emprendimiento también ha llegado a las zonas rurales y surge con ello la llamada nueva ruralidad con el fin de reducir la pobreza, aportar a la sustentabilidad ambiental, la equidad de género, la revaluación del campo; su cultura y su gente, facilitar la descentralización y la participación social, superar la división rural-urbana y garantizar la viabilidad de la agricultura campesina (Buendía-Martínez y Carrasco, 2013[5]).

Con respecto a las cifras del emprendimiento rural en chile, GEM (2015[6]) señala que el emprendimiento en los sectores primarios posee menor presencia, alcanzando solo un 2,6%. La zona sur presenta un mayor número de emprendedores informales, principalmente en áreas rurales. Sólo un 2,3% de los emprendedores informales está en proceso de formalización, un 25,9% ha considerado formalizarse pero aún no lo hace, un 70,7% no lo ha considerado, mientras que un 1,2% no sabe o no responde, el 38,7% de los emprendedores informales de Chile completó la educación básica, un 47,8% educación media y sólo el 13,5% completó sus estudios superiores (Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, 2015[7]). Según cifras de INDAP (2015[8]) en Chile hay 260.000 explotaciones campesinas, su actividad representa el 22% del valor de la producción agrícola. En la región de la Araucanía existen 41.822 usuarios que poseen un micro emprendimiento rural (44% son mujeres), 35.805 pertenecen a Pueblos Originarios, de ellos 97% son Mapuche. El promedio de edad es superior a los 56 años, 65% se encuentra en el rango de 25-60 años y solo el 1,45% se encuentra bajo los 25 años; el 20% tiene educación básica completa y más del 54% tiene educación básica incompleta o no tiene.

En zonas rurales, se producen mayormente emprendimientos por necesidad, y plantean una discusión importante en cuanto a su desarrollo y fomento. Según la literatura, son múltiples los beneficios de la actividad emprendedora y se considera un mecanismo de generación de nuevos negocios que permite aumentar los ingresos de las personas (Díaz de León y Cancino, 2014[9]). A través de la actividad emprendedora, hombre y mujeres han tenido la oportunidad de generar un empleo por cuenta propia, pero aún persisten discriminaciones de género a la hora de competir y llevar a cabo iniciativas de emprendimiento. La presión de los estereotipos de género en los ámbitos laborales y el peso de las tareas tradicionalmente adjudicas a las mujeres en el ámbito doméstico, aun son obstáculos a la plena integración económica y ciudadana de la población femenina (Cruz, 2006[10]). El proceso de incorporación de la mujer al trabajo en el mundo rural, se ha realizado desde la lógica del aporte de ésta a la familia y no desde el propio desarrollo como persona o sujeto (Castro, 2009[11]).

Diversos estudios (Buendía-Martínez y Carrasco, 2013[5], Cruz, 2006[10]) han señalado que la falta de oportunidades en el mercado laboral es el principal factor de inducción para elegir la alternativa emprendedora por parte de las mujeres, lo que explicaría que el autoempleo y el empleo en microempresas representen las dos fuentes principales de trabajo remunerado de las mujeres latinoamericanas. El emprendimiento favorece a las mujeres en la construcción de nuevos papeles sociales, el reparto de funciones y poderes en las familias y sociedad rural. Las mujeres de este sector afirman ser más activas en la toma de decisiones que conciernen a los negocios, tienen una mayor riqueza de relaciones sociales y profesionales directas, ya sea con clientes, proveedores, etc., facilitando la ruptura con los modelos limitantes de identidades asignadas a género. Pero el estudio resalta los esfuerzos que se deben realizar para alcanzar este nivel de emprendimiento, sobre todo compatibilizar el trabajo con la familia. El emprendimiento ha sido un gran aliado en el proceso de la generación de emprendedores para acelerar el desarrollo económico en las áreas rurales y en especial la participación de la mujer rural en el ingreso, la riqueza, así como con la diversificación y el enriquecimiento de la actividad emprendedora, que contribuyen al desarrollo de las economías rurales. Las mujeres cumplen un papel fundamental tanto en la sociedad rural como en su economía, aunque con un acceso limitado en comparación con los hombres a los insumos, los servicios, las organizaciones rurales, la infraestructura productiva y la tecnología (Sancho, 2010[12]).

Ahora bien, resulta necesario definir el concepto de ser emprendedor en el medio rural. Barreto, Cacivio y Thomas (2013)[13] señalan que es aquel que inicia con resolución acciones dificultosas para concretar una idea asociada a una oportunidad, valiéndose de sus competencias (conocimientos, habilidades, actitudes, valores, otros) para hacerla sustentable, mejorando su realidad económica y social; por lo que un emprendedor representa un talento especial para el desarrollo, pudiendo serlo especialmente para el desarrollo rural. Otra definición señala que un emprendedor es una o varias personas que quieren crear una empresa o la han constituido recientemente, buscando satisfacer las necesidades del cliente a través de un servicio o un producto (Ferreiro, 2013[14]). Por otra parte, Sancho (2010)[12] define a los emprendedores rurales como los creadores de nuevas organizaciones que introducen nuevos productos, crean nuevos mercados o utilizan nuevas tecnologías desde las zonas rurales.

Una vez definido el concepto de emprendedor, resulta necesario conocer qué es lo que motiva a una persona para llevar a cabo la actividad emprendedora, Marulanda, Montoya y Vélez (2014b)[15] señalan que la motivación está determinada en mayor medida por la percepción del individuo tanto a nivel interno (en relación con sus objetivos y capacidades), como de la viabilidad externa, que depende de la imagen de la actividad a nivel social y del apoyo que recibe de las personas que considera más importantes en su vida. Es así como la motivación por emprender está vinculada tanto a factores internos como externos (Bonilla, 2011[16]). Un estudio realizado por Quevedo, Izar y Romo (2010)[17] señaló que entre las motivaciones por emprender existen diferencias significativas según género, obteniendo mayores valores las mujeres que los hombres. Las principales diferencias se encontraban en: audacia, pasión, creatividad, innovación, intuición, empuje, persuasión, eficacia y capacidad de gestión, y en los que no hubo diferencias fueron: liderazgo, competitividad y aventura. Los resultados del estudio manifestaron el compromiso de las mujeres emprendedoras con el desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida, siendo éstos uno de los principales motivos para emprender. Por el contario, otro estudio señaló que las mujeres están menos interesadas en emprender, destacando entre diversas razones que se encuentran menos interesadas en hacer dinero, y en ocasiones, eligen hacer empresa propia por la insatisfacción de su carrera profesional (Ferreiro, 2013[14]). Otro estudio identificó que la motivación principal para iniciar un emprendimiento, independiente del género, se configura en la búsqueda de libertad e independencia laboral (López-Fernández, Romero-Fernández, y Díaz-Carrión, 2012[18]). Por otra parte, Williams y Williams (2014)[19] señalan que las motivaciones de los emprendedores pueden ir cambiando en el tiempo, y así ir generando un mayor impacto con sus actividades comerciales.

En la literatura, son diversos los estudios sobre emprendimiento, sin embargo, son escasos los que examinan el significado que éste tiene tanto para hombres como para mujeres. El presente estudio pretende aportar éste conocimiento a través del modelo de las representaciones sociales (RS), las que poseen un carácter interdisciplinario y funcional, por su utilidad en la interpretación de los fenómenos en la sociedad actual, ya que centra su interés en el estudio de los significados que distintos actores sociales tienen sobre una situación o evento presente en el entorno (Borjas, 2010[20]). Las RS son un conjunto de ideas construidas y compartidas colectivamente sobre las personas y grupos, a partir de ellos se hacen lecturas de la realidad que afectan a los comportamientos y las relaciones sociales (Moscovici, 1986[1]). Son una forma de pensamiento social, el saber del sentido común, cuyos contenidos manifiestan la operación de procesos generativos y funcionales socialmente construidos (Jodelet, 1986[21]). Conocer o establecer una representación social implica determinar qué se sabe (información), qué se cree, cómo se interpreta (campo de la representación) y qué se hace o cómo se actúa (Ortíz, Herrera y Camargo, 2008[22]). Diversas investigaciones han estudiado las representaciones sociales del espíritu emprendedor que emerge del imaginario de los actores, las cuales se elaboran y naturalizan a través de la objetivación y el anclaje. Al identificar los elementos constitutivos de la representación social sobre el emprendimiento, se logra conocer la organización de estos elementos e identificar el núcleo central de la representación (Borjas, 2010[20]).

En base a los antecedentes revisados, la pregunta que guía la presente investigación es: ¿Cuáles son las representaciones sociales sobre el significado de emprendimiento, motivación emprendedora y emprendedor rural que poseen mujeres y hombres rurales?

El objetivo de la presente investigación es describir las Representaciones Sociales sobre el significado de emprendimiento, motivación emprendedora y emprendedor rural que poseen mujeres y hombres rurales, a su vez comparar las representaciones sociales sobre estos significados para establecer diferencias según género.

2. Método

2.1. Participantes

La muestra fue no probabilística de tipo intencionada, estuvo compuesta por 21 mujeres y 21 hombres mayores de edad que poseen un emprendimiento agropecuario en una comuna de la región de La Araucanía de Chile. De los participantes un 92.9 % se considera emprendedor, y el promedio de años del emprendimiento es de 8.7 años. Los criterios de inclusión de la muestra fueron microempresarios del área rural con 2 años de experiencia con o sin formalización comercial. Según la literatura, un emprendimiento que ha alcanzado más de dos años de edad, ha logrado traspasar el denominado "Valle de la muerte", frase que hace alusión al periodo donde un emprendimiento fracasa (Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, 2015[7]).

El diseño es de tipo Transversal y corresponde a un estudio Descriptivo, utilizando metodología cualitativa a través de la técnica Redes Semánticas Naturales (Valdéz, 1998[23]).

2.2. Técnica de Recolección

Se empleó la técnica de redes semánticas naturales, la cual ofrece un medio empírico de acceso a la organización cognitiva del conocimiento, proporcionando datos referentes a la organización e interpretación interna de los significantes. Por tanto, es una técnica de la cual emergen las representaciones sociales (Denegri, Cabezas, Sepúlveda, Del Valle, González y Miranda, 2010[24]).

La técnica empleó una pauta con dos secciones, la primera de identificación, donde se consulta género, si el entrevistado se considera emprendedor y cuántos años posee el emprendimiento. La segunda sección se orientaba a explorar el significado de emprendimiento, motivación emprendedora y emprendedor rural. Para facilitar la comprensión de la tarea, esta se planteó en términos de preguntas: ¿Qué es para Usted el emprendimiento?, ¿Cuál es su principal motivación para ser emprendedor? y ¿Cómo es ser emprendedor en el campo (área rural)?.

2.3. Procedimiento

Los participantes fueron convocados a participar por vía telefónica, una vez aceptada la participación, se procedió a convenir el día, fecha y lugar de aplicación presencial de la pauta. Se entregó consentimiento informado a cada participante antes de la aplicación, donde se hizo explícita la confidencialidad de la información, así como también el derecho a denegar o suspender la participación. Los datos fueron registrados en noviembre de 2015.

2.4. Plan de Análisis

El análisis de los datos se realizó obteniendo el Valor J (total de palabras definidoras generadas por los participantes para definir las tres palabras estímulo), el Valor M (peso semántico de cada concepto: producto de la frecuencia de aparición y el valor semántico o jerarquía, en escala del 1 al 10), el conjunto SAM (los 15 conceptos con mayor valor M), y el Valor FMG (distancia semántica: puntuación expresada en porcentaje de las palabras definidoras que conforman el conjunto SAM). Este valor se obtiene a través de una regla de tres, considerando que la palabra definidora con mayor valor M representa el 100%, llamando núcleo. Después del núcleo, entre el 99% y 79% se ubican los atributos esenciales, entre el 78% y 58% los atributos secundarios, entre el 57% y 37% los atributos periféricos y de 36% hacia abajo los significados son personales. Los porcentajes indican el grado de coincidencia entre sujetos sobre una misma palabra y el peso semántico otorgado (Orellana, Sepúlveda y Denegri, 2013[25]).

3. Resultados

3.1. Emprendimiento

La Figure 1 muestra los 15 conceptos con mayor valor semántico (conjunto SAM) sobre el concepto emprendimiento, además de su distancia semántica (valor FMG), generados por el grupo total de hombres y mujeres rurales. El núcleo del grupo total corresponde a "Dinero" (100%), como atributo esencial "Responsabilidad", atributo secundario "Trabajo", como atributos periféricos "Mejorar" y "Superación" , el resto de los conceptos corresponden a atributos personales "crecer", "Esfuerzo", "Producción", "Conocimiento", "Familia", "Negocio", "Fortalecimiento", "Capacitación", "Alegría" y " Luchar".

Figure 1.Tabla 1. Conjunto SAM para significado de Emprendimiento, grupo total y según géneroFuente: elaboración propia

Con respecto al género frente al significado de emprendimiento (Figure 1), en los hombres el núcleo es "Responsabilidad", el núcleo del grupo total "Dinero" aparece como atributo esencial, no hay presencia de atributos secundarios como atributos periféricos "Trabajo", "Crecer" y "Desarrollo", como atributos personales "Mejorar", "Luchar", "Surgir", "Puntualidad", "Experiencia", "Independencia", "Idea", "Ingresos", "Ordenado" y "Tener". El conjunto SAM obtenido en las mujeres "Dinero" aparece como núcleo al igual que en el grupo total. No existen atributos esenciales, "Responsabilidad" como atributo secundario, "Trabajo", "Superación", "Esfuerzo", "Producción", "Conocimiento", "Familia" y "Negocio" como atributos periféricos. "Fortalecimiento", "Mejorar", "Capacitación", "Alegría", "Económico" y "Satisfacción" como atributos personales.

3.2. Motivación Emprendedora

El núcleo de la definición de Motivación Emprendedora para el grupo total es "Familia", como atributo esencial "Dinero", como atributos secundarios "Trabajo" e "Independencia". "Negocio" y "Crecer" como atributos periféricos, el resto de los conceptos corresponden a atributos personales (Figure 2).

Figure 2.Tabla 2. Motivación Emprendedora, grupo total y según géneroFuente: elaboración propia

Para los grupos de hombres y mujeres "Familia" aparece como núcleo al igual que en el grupo total. Para el caso del grupo de los hombres "Dinero" figura como atributo esencial al igual que en el grupo total, pero se suma "Trabajo" como otro atributo esencial en el grupo de los hombres, en cambio en el grupo total figura como atributo secundario. "Independencia" y "Crecer" corresponden a atributos secundarios y "negocio como atributo periférico, el resto de los conceptos pertenecen a atributos personales. En el grupo de mujeres no existen atributos esenciales, "Dinero" y "Negocio" figuran como atributo secundario, "Independencia", "Trabajo", "Superación" como atributos periféricos, el resto de los conceptos corresponde a atributos personales.

3.3. Emprendedor Rural

La Figure 3 indica el conjunto SAM del grupo total para el concepto Emprendedor Rural, la distancia semántica entre el núcleo, "Esforzado" (100%), y los conceptos siguientes, atributos periféricos "Trabajador", "Sacrificado" y "Madrugador", el resto de los conceptos son atributos personales.

Figure 3.Tabla 3. Emprendedor Rural, grupo total y según géneroFuente: elaboración propia

En el grupo de hombres y mujeres al igual que en el grupo total el núcleo es "Esforzado", no hay presencia de atributos esenciales. En el grupo de hombres existe una enorme distancia semántica entre el núcleo y los atributos periféricos "Trabajador", "Sacrificado" y "Madrugador", el resto de los conceptos corresponden a atributos personales. En el grupo de mujeres al igual que en grupo total no hay presencia de atributos esenciales, como atributo secundario "Trabajador", y los atributos periféricos "Sacrificado" y "Madrugador", los demás conceptos corresponden a atributos personales.

4. Discusión

El propósito de esta investigación consistió en describir las Representaciones Sociales (proposiciones, creencias, actitudes, concepciones, imágenes, modelos) sobre el significado que poseen hombres y mujeres microempresarios alrededor de los conceptos de emprendimiento, motivación emprendedora y ser emprendedor rural. Las representaciones tienen que ver con la forma en que las personas aprehenden los acontecimientos de la vida diaria, lo que sucede en el medio ambiente, las informaciones que circulan, las personas que hacen parte del entorno próximo o lejano (Ortiz, et al., 2008[22]).

Los resultados muestran que es posible identificar un núcleo común o compartido de la representación social para el significado de Emprendimiento, es Dinero. Al analizarlo por género el núcleo es el Dinero para las mujeres, y para los hombres Responsabilidad. El resultado, es diferente a lo expuesto por Ferreiro (2013)[14], quien señaló que las mujeres están menos interesadas en emprender, destacando entre diversas razones que ellas se encuentran menos interesadas en hacer dinero, incluso, en ocasiones eligen hacer empresa propia por la insatisfacción de su carrera profesional. Por otra parte, hay una similitud con el estudio realizado por Buendía-Martínez et al., (2006)[5] quienes han señalado que la falta de oportunidades en el mercado laboral es el principal factor de inducción para elegir la alternativa emprendedora por parte de las mujeres, lo que explicaría que el autoempleo y el empleo en microempresas representen las dos fuentes principales de trabajo remunerado de las mujeres latinoamericanas.

Con respecto al núcleo de la Representación Social Motivación Emprendedora para ambos grupos (hombres y mujeres) es Familia. La motivación por emprender está vinculada tanto a factores internos como externos (Bonilla, 2011)[16], en este caso la motivación está asociada a un factor externo, el emprendedor rural se ve impulsado a crear un negocio para apoyar económicamente a la familia. Se observa una intensidad distinta en la motivación emprendedora en el caso de las mujeres, ya que no hay presencia de atributos esenciales. Cruz (2006)[10] señaló que el emprendimiento favorece a las mujeres en la construcción de nuevos papeles sociales y el reparto de funciones y poderes en las familias y en la sociedad rural. Los resultados son diferentes a lo expuesto por López-Fernández et al. (2012)[18] quienes identificaron que la motivación principal para iniciar un emprendimiento, independiente del género, se configura en la búsqueda de libertad e independencia laboral (López-Fernández et al., 2012)[18]. Por otra parte, Williams y Williams (2014)[19] señalan que las motivaciones de los emprendedores pueden ir cambiando en el tiempo, y así ir generando un mayor impacto con sus actividades comerciales.

Para el significado de Emprendedor Rural el núcleo de la Representación Social es Esforzado, tanto para hombres como para las mujeres. Pero, presenta una enorme distancia entre el núcleo y los demás atributos para ambos grupos, en especial en los hombres. Una explicación a la baja intensidad de la representación es que el ser emprendedor rural no está totalmente definido y compartido, ya que el fenómeno del emprendimiento en los sectores rurales es nuevo y ha sido principalmente impulsado por los gobiernos (Valencia, 2012)[3]. Es así como la sociedad rural está en un proceso de transformación hacia la nueva ruralidad (Buendía-Martínez y Carrasco, 2013[5]). Además, llama la atención que las mujeres presentan menos distancia entre el núcleo y los demás elementos, lo que probablemente signifique que están mayormente empoderadas en su rol como emprendedoras rurales, y que además les facilita la ruptura con los modelos limitantes de identidades asignadas a género (Cruz, 2006[10]).

Como se ha expuesto, los núcleos figurativos de las representaciones sociales sobre el significado de emprendimiento, motivación emprendedora y emprendedor rural son compartidos por hombres y mujeres, las diferencias se observan en los contenidos que se encuentran en torno al núcleo figurativo, los cuales poseen menor jerarquía y peso. Todo esto apoya la afirmación que no existen diferencias entre las representaciones sociales de hombres y mujeres rurales. Pero sí una baja intensidad de la representación social compartida, en este sentido la RS está en un proceso de formación de las identidades personales y sociales (Cruz, 2006[10]), en este caso de la identidad social del emprendedor rural.

Se encontró que tanto hombres como mujeres hacen una diferenciación clara entre emprendimiento y emprendedor rural, teniendo en cuenta las diferencias entre el fenómeno y la caracterización individual del mismo.

Conocer o establecer una representación social implica determinar qué se sabe, qué se cree, cómo se interpreta y qué se hace o cómo se actúa (Ortíz, Herrera y Camargo, 2008[22]). Finalmente se logró establecer una representación social para cada concepto, es así como el núcleo figurativo de la RS sobre el significado de emprendimiento para el grupo total es dinero, el núcleo de la motivación emprendedora es familia y el núcleo de emprendedor rural es esforzado.

Desde la perspectiva teórica, son reducidos los trabajos que versan sobre los impactos del emprendimiento en el contexto rural, así también los estudios empíricos sobre las motivaciones y experiencias de ser un emprendedor rural desde las representaciones sociales. Es por ello que el presente artículo contribuye a incrementar la literatura sobre el emprendimiento rural y género, y su impacto en el contexto rural. A su vez ésta información puede ser utilizada por instituciones públicas y privadas orientadas a fomentar el emprendimiento en zonas rurales. El aporte desde la perspectiva metodológica, es la aplicación de la técnica Redes Semánticas Naturales, y su utilización en el estudio de las Representaciones Sociales.

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  • Submitted: 2016-08-25
    Accepted: 2017-01-11
    Published: 2017-07-01
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